Todos hemos sido víctimas de ellas y del desagradable sabor de boca de saberlas no cumplidas.
Esta es una historia sobre expectativas.
Mi queridísima Brené Brown menciona en su libro Atlas of the Heart cómo su esposo Steve bromea sobre el placer de ser un personaje secundario en la película de su vida, siempre y cuando le den una copia del guión con anticipación. Pues, uno de los principales obstáculos entre la visión que creamos en nuestra cabeza de algún evento, situación o experiencia y lo que en efecto sucede, es la omisión de expresar esa visión.
Seguro podrás pensar, ¿Qué sentido tiene decir lo que quiero? eso elimina el factor sorpresa.
Aceptémoslo, el factor sorpresa está sobrevalorado, o si no, pregúntale a todos los regalos que han sido devueltos, a las maestras de preescolar que planean manualidades del día de las madres o a todas las parejas que hicieron la ley del hielo después de un aniversario fallido.
Hace unos años estaba en el teatro de la universidad en el segundo o tercer día de encierro por ensayos generales para un concierto que presentaríamos esa semana. Estos ensayos eran bastante serios, implicaban mucho tiempo, disciplina y poner en pausa todas nuestras vidas para concentrar nuestra atención en los cientos de indicaciones y notas cambiantes.
En uno de los momentos de quietud, mientras esperaba nuestro turno para soundcheck, estaba platicando con una amiga. Unos días antes, su novio acababa de terminar con ella una relación larga y significativa. Todo estaba muy reciente y ella sentía mucho dolor. Le costaba mucho concentrarse y era muy importante que estuviera con la mente en el juego porque tenía mucho que memorizar esa semana.
Mientras intentaba recuperar algo de autoestima que se esfuma después de una experiencia así me dijo: "Anii, ¡¡ya tengo todo planeado!! Cuando venga a las funciones y me vea brillando en el escenario super perra va a darse cuenta de lo que dejó ir. Y si me busca después de la función, ni siquiera me voy a dignar a...". Tuve que interrumpirla de inmediato. Estaba teniendo flashbacks de tantas conversaciones fantasma que tuve con mi ex que era insoportable dejarla vivir el mismo dolor.
-"Suena genial... y, ¿si no viene?" - dije con cautela pero determinación.
-"¿Cómo? ¿por qué no habría de...? ¿Tú crees que no venga?"- decía con confusión, como si le hubiera revelado que yo venía del futuro.
Le dije: "no lo sé, pero tampoco sé si vendrá, y tú no tienes evidencia que apoye esa teoría" (más que algunas comedias románticas que nos han hecho creer que el amor es un juego de autoflagelación pero eso es todo -por supuesto que esto no se lo dije ).
-"Yo sé que tu intención es ignorarlo y castigarlo con el látigo de tu desprecio, pero para eso, una parte de ti está deseando y esperando verlo y, mientras exista esa esperanza, existe una posibilidad para otra gran decepción. Justo ahora tienes una oportunidad que muy pocas personas tienen al estar en tu posición. Estás prácticamente en un retiro/aislamiento por toda una semana, en donde puedes hacer lo que más te gusta con increíble desempeño y en un bunker de concreto en donde no entra ni la más remota señal de celular. Entonces, está todo puesto frente a ti para que puedas concentrarte sin distracciones, sin la esperanza de que llegue algún mensaje y con una ocupación que requiere de todos tus sentidos. Es el mejor escenario (pun intended) para sobrevivir a los primeros días de una ruptura. Lo mejor que puedes hacer es tomarlos y pensar que no vendrá. Así podrás enfocarte en algo que realmente te importa y dejar que te inunde la satisfacción que viene después de esto."
Si pudieras imaginar todas las veces que esperé tener mi gran final, mi mic drop, mi salida dramática después de incontables veces que me dejaron plantada, podrías ver también las lágrimas que le siguieron a esa expectativa no cumplida, sumadas a las de la humillante espera junto a la ventana. No le deseo eso a nadie.
Efectivamente, el ex novio de mi amiga no fue a ver ninguna de las funciones, y por esa conversación que tuvimos, el golpe (porque no creo que haya pasado sin cobrar factura) fue amortiguado por la adrenalina y la energía positiva de un show exitoso. Pudimos evitar la anticipación acumulada de ese encuentro.
La mente es poderosísima y puede aplastarnos con el poder de una bomba atómica si la dejamos crear escenarios que dependen principalmente de factores externos. Mi consejo, si es que tengo autoridad de dar alguno (I don't), es que, siempre que tus expectativas involucren a otras personas (pareja, compañeros de trabajo, amigos, estudiantes, etc.), exprésalas. Hay una gran discrepancia en ese misterioso limbo al que llamamos "sentido común". La mayor parte de las veces es una conversación ligeramente incómoda de 10 minutos en la que hay un intercambio de ideas que eran confusas o completamente desconocidas para la contraparte y un suspiro de alivio que se suelta como el vapor de una olla de presión después de tener claridad.
Esa conversación podría verse algo así:
- "Gómez, yo sé que la minuta de la junta la envías lo más rápido posible para poder continuar con tu trabajo del día, y te lo agradezco mucho. ¿Podrías asegurarte de que las siguientes vengan con asunto específico que mencione el motivo de la reunión en el correo para poder identificarla y categorizarla más fácil?. En lugar de amargarte la mañana porque "nadie hace las cosas con calidad en estos días".
- "Chicos, el próximo viernes es mi cumpleaños, que no se les olvide regalarme un abrazo cuando tengamos clase." No son adivinos, no eres el centro de su mundo y no son tan stalkers como pensamos. Esta frase me consiguió bastantes cupcakes y cartitas que guardo hasta el día de hoy. Año número 30 sin decepciones cumpleañeras jajajaja.
- "Amor, estaba esperando salir contigo este fin de semana como lo hacemos habitualmente, no había hecho ningún otro plan. Me gustaría que en siguientes ocasiones me digas con tiempo si vas a hacer otro plan con tus amigos para poder organizarme yo también" vs. la trillada escena de "Haz lo que quieras". Incluuuuso, ese mismo percance se podría evitar si desde antes se manifiesta la expectativa de verse el fin de semana. BOOM. Amenaza esquivada.
¿Qué te parece si, para empezar este año, nos proponemos expresar nuestras expectativas? Tanto personales como en comunidad. No se trata de ir por la vida sin esperar nada y dejar que todo nos sorprenda. Eso parece poco realista y no muy satisfactorio. Se trata, más bien, de que la gente que nos rodea no sean actores en la película de nuestra vida, de la cual nosotros somos el centro. Veamos a otrxs como individuos que tienen su propia historia y van caminando mientras la van escribiendo. Cuando sus historias intersecan con la nuestra, expresar lo que esperamos de esas interacciones las hará mucho más claras y exitosas.
Y a ti, ¿cómo te han decepcionado tus expectativas?
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