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Desde mis ojos: Fifties in Rome

Acompáñame a un recorrido por la historia de la Moda Italiana.

Este Enero me di la vuelta al Mueso Boncompagni Ludovisi, ubicado cerca de la estación del metro de Barberini en Roma, para ver una exhibición gratuita titulada: Fifties in Rome. La couture anni '50 curada por Stefano Dominella y l'Academia de Lusso di Roma.


En este recorrido hay varias cosas que tomar en cuenta: la historia del lugar, el propósito de la exposición y las piezas en sí mismas; así que vámonos por partes.


El Museo Boncompagni


Este espacio es una residencia que perteneció a la Princesa Alice Blanceflor y al Príncipe Andrea Boncompagni en el siglo XX. Esta familia tiene una historia muy interesante. Alice era hija de los embajadores de Suecia en Roma y se enamoró del Príncipe Andrea Boncompagni Ludovisi; cuyo linaje proviene de una familia Bolognesa que adquirió su nobleza cuando Ugo Boncompagni fue nombrado papa en 1572, cambiando su nombre a Gregorio XIII.


Pero su romance no fue fácil. Pues el príncipe ya estaba prometido por sus padres a la hija de una poderosa familia estadounidense: Margaret Preston Draper. El contrato prenupcial indicaba que, si después de 10 años no tenían descendientes, podían divorciarse y él conservaría dos pensiones, mientras que Margaret conservaría el título nobiliario de princesa.


El matrimonio se disolvió después de ocho años y el príncipe retornó a italia para casarse con su verdadero amor, Alice. El príncipe murió sin dejar descendientes y la princesa, aunque vuelta a casar, tampoco tuvo hijos, donó la residencia al estado con fines exclusivos de cultura y educación. Lo que me parece fascinante es que se cree que el infortunio de la familia Boncompagni se remonta hasta el siglo XVIII,


...cuando una maldición se pronunció sobre sus descendientes, precisamente, por sus afanes amorosos en la que se profetizaba que la familia "nunca conservaría riquezas en sus manos".

Profecía que, extrañamente, se cumplió hasta la muerte del Príncipe Andrea.

Desde 1995, se le conoce como Museo Boncompagni Ludovisi per le Arti Decorative, il Costume e la Moda dei secoli XIX e XX. Y contiene piezas de arte y muebles de la colección privada de una de las directoras de la Gallería Nazionale d'Arte Moderna, así como vestidos y pertenencias de la Princesa Alice.

Estas piezas se muestran principalmente en la segunda planta, mientras que, en la planta baja funcionan como un escenario dramático para la muestra temporal.


Objetivo de la Exhibición


El director honorario de la casa de moda Gattinoni, Stefano Dominella, junto con el Ministerio de Cultura de Roma y l'Academia de Lusso de la ciudad montaron esta exhibición con el objetivo de atraer jóvenes a la historia de la moda en italia a través de su impacto en el cine en los años 50 y el auge del Made in Italy después de la segunda guerra mundial.



Hay una convocatoria que invitaba a que jóvenes enviaran bocetos inspirados en la moda italiana de los 50s con el fin de que el ganador pudiera obtener una beca en la prestigiosa Academia que colaboró en el montaje.


En el recorrido se muestran piezas de la colección privada de Stefano, así como de distintos archivos del cine, usados por o diseñados para figuras como Audrey Hepburn y Anna Magnani. Esto con el objetivo de inspirar a las nuevas generaciones a seguir impulsando innovadores diseños que trasciendan el paso del tiempo, sin perder de vista el prestigio de la alta costura que se inmortalizó en esta década de la moda.


Por ejemplo, amo que estos lentes, perfectamente, podrían aparecer hoy mismo en una colección de Schiaparelli.


Las piezas a través de mis ojos


Ahora que ya sabemos qué hay en el museo y por qué se eligió ponerlo ahí, quiero mostrarte lo que me mueve fibras a mí. Como parte de esta serie de artículos que te quiero mostrar, en la que te guío por un recorrido que hice, capturé imágenes que contienen uno o varios de los criterios que escribí en este artículo: color, historia, relevancia social, craftmanship, curación y humor.


En este paseo, claramente predomina el elemento de la artesanía o el craft(wo)manship junto con el color; pues, al ser una exhibición de moda, lo que más destaca son los detalles, las incrustaciones, los pliegues, las texturas y las telas de cada una de las piezas. Pero, te vas a dar cuenta que, sin haber tenido definidos estos elementos antes de ir, encontré al menos una cosa de cada una.



Las caídas, la confección, la manera en la que se sostienen con el paso de los años, hacen que ver estas piezas tan cerca me cause escalofríos. Y esto, definitivamente, ha influído muchísimo en mis decisiones de compra al día de hoy, tanto en la composición de las telas y materiales, como en las costuras, si son de segunda mano o vintage y su impacto en el medio ambiente. Pues si un vestido sigue perfecto después de más de 60 años no tengo excusa para comprar piezas desechables para cada "eventito" u ocasión.




Luego, la relevancia social y los nombres. Pues, como bien lo platicaba al inicio, reconocer la conexión de estas piezas con los grandes íconos del cine de la época, de algunos diseñadores de renombre, artistas visuales expuestos en las salas junto con el impacto de esta época en el orgullo nacional italiano por sus productos locales hacen que se conecten muchos puntos de interés y curiosidad para mí. Por ejemplo, me parece muy interesante que este museo está a unas cuantas cuadras de la oficina del Ministerio de Negocios y del Made in Italy.



Fue un deleite encontrar el perfecto maridaje entre un vestido de Valentino inspirado en las pinturas de Klimt en una habitación tapizada con pinturas de piso a techo por uno de sus seguidores.


Ahora que sé más de la historia de la Princesa Alice Blanceflor Boncompagni, esta pintura me parece mucho más fascinante, sabiendo que esperó al príncipe Andrea por 8 años para poder casarse.

La curación, en este caso tiene unos fuertes pros y unos cuantos contras. El espacio es un deleite, y al ser una residencia destinada a la cultura y la moda del siglo XIX y XX, hace mucho sentido que sea la anfitriona de un evento como este. Sin embargo, creo que faltaba una distinción más notoria entre la colección temporal y la permanente, así como más detalles del origen de las piezas, pues todo lo que puse al inicio del artículo tuve que investigarlo por mi cuenta.




Por último, me pareció muy cómico el montaje de estos vestidos y no pude evitar hacer mi historia divertida. Aunque, sin duda, puedo garantizar que este verano tal vez me vean replicando uno de estos looks, pues, como bien lo deja claro la exhibición, es un clásico consagrado que nunca pasará de moda.




Así es como yo re-significo un espacio para mí, para poderlo disfrutar. Así como había personas bocetando en las salas, otras admirando los techos y otras como yo viendo la vitrina de platos decorativos, hay algo para cada uno en un museo. Y tú, ¿en cuál elemento pondrías tu atención? ¿qué movería más tus fibras?









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