Abriendo juntos la carta que Anii del pasado escribió a punto de graduarse, para mí.
En Octubre del 2014 (hace casi 8 años) estaba celebrando en el festejo de despedida que nos hicieron a los graduandos de la universidad. Recuerdo que fue un día muy caótico y que no me sentía en el mejor ánimo de ir a este evento porque estaba en un ensayo de una obra musical que era muy importante para mí.
Antes de graduarme mis emociones eran muy distantes de la emoción y la alegría.
Me sentía aterrada de incorporarme al mundo laboral porque llevaba meses dándome cuenta de que no quería ejercer mi carrera. Mi corazón estaba muy preocupado porque, si bien sabía que los títulos abren puertas mas no definen, no me sentía capaz de hacer ninguna otra cosa.
Tenía demasiado miedo de salir de mi burbuja académica en la que estaba demasiado cómoda y enfrentar el mundo.
También tenía una sensación agridulce porque, por motivos administrativos no pude asistir a mi ceremonia de graduación oficial hasta el semestre siguiente.
En este festejo había música, refrigerios, dinámicas de cierre y mucho movimiento. Los facilitadores se movían por el programa como si fueran corriendo. Era un ambiente agitado pero decidí que, ya que tenía que vivirlo de todos modos, iba a disfrutar con mis amigas y amigos de la carrera y a sacar provecho de este momento.
Mis preciosas amigas y compañeras de carrera :)
En una de las dinámicas nos dieron unos breves minutos para escribir una carta para nosotros mismos que nos entregarían 5 años después de graduarnos. Era bastante difícil concentrarnos con todo el ajetreo, los comentarios que hacían los demás en voz alta y la presión del poco tiempo que nos dieron así que hice lo mejor que pude y cerré mi sobre.
Nótese el fiestón de fondo y mi cara de guácala jajajaja
Hace dos años me llamaron de la universidad para regresar a mi alma mater a abrir mi carta. Fue un evento muy emotivo y especial dedicado a nuestro presente y a la importancia de encontrar balance ahora que estábamos integrados al mundo laboral.
No sabía qué me iba a encontrar en mi carta, pero anticipaba una lista tormentosa de sentencias que debía haber cumplido para entonces y que seguramente me iban a decepcionar al no haberlas realizado todas.
Creo que lo mejor que puedo hacer es mostrar mi carta para que puedas ver, no solo lo que puse, sino el cuidado con el que escribí, la conciencia que puse y lo íntima que fue a pesar de toda la locura del momento a mi alrededor. Espero que te diga algo de la joven que había en mí en ese tiempo.
Mi corazón dio un vuelco al leer estas palabras. Definitivamente no creo que hoy pueda ser más sabia que aquella joven. Es solo hoy, después de casi 8 años que puedo decirle a esa Ana que, estoy haciendo lo que nuestro corazón no podía callar. Quizás es de una forma que nunca imaginé, quizás no tengo idea de a dónde me va a llevar esto pero no podía pasar ni un segundo más sin vivir la vida que nací para vivir.
Hoy, particularmente, me siento invadida por una sensación de humildad ante lo efímero de esta vida. Y, precisamente, por eso elijo honrar al alma que me habita y darle voz a sus sueños. Porque, por más cliché que suene, sólo tenemos una vida y yo ya sé que no quiero vivir la proyección de otros en mí.
Siento que esta carta me dio permiso de volver a nacer.
Si algún día tienes una oportunidad de escribirte un mensaje hacia el futuro, te deseo que busques palabras de amor y no de prejuicio, de compasión y no de exigencia, de ambición pero no de ilusiones ciegas para que lo que te encuentres en ese momento sea bálsamo para tu presente.
Te quiero y espero que tú también estés honrando a la más pura y auténtica versión de ti.
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